A puerta cerrada quedaron nuestros suspiros y gemidos, nuestros
amaneceres llenos de placer vívido...
Nos besamos como sí el mundo acabara...Nos besamos sin clemencia, detuvimos
el tiempo por un instante.
En esa habitación aquellas ropas caían, y los cuerpos se
fundían en el vacio de la agonía,
nuestras almas se
entregaron con fervor.
Anidamos en tormentas, en aguas difundidas por esmero
Tus manos heredaban la pluma del poeta, y disolvías en mí todas tus
letras...